La mediación penal es un método de resolución de conflictos derivados de la comisión de un delito, alternativo o complementario al proceso judicial. La característica esencial de la mediación penal es que se focaliza en la reparación del daño causado a la víctima, con preeminencia sobre el castigo al autor.
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¿Qué busca La mediación penal?
Con este objetivo, en la mediación, se busca que ambas partes, asistidas por un mediador, participen activamente expresando sus emociones, percepciones y versiones sobre el hecho delictivo, sus causas, consecuencias y circunstancias. En este contexto, la víctima tiene la oportunidad de hablar directamente al infractor sobre los efectos sufridos y este, a su vez, de responsabilizarse de su acción y expresar su arrepentimiento.
El clima de comunicación entre víctima y autor del delito también permite buscar, de mutuo acuerdo, fórmulas de reparación que resulten más satisfactorias para la víctima, y generen una mayor implicación de infractor, más allá de la simple imposición de un castigo.
Busca lo mejor para ambas partes
En el derecho penal español la mediación no se contempla como una alternativa independiente al proceso judicial, sino como una actividad complementaria integrada en el proceso. Es decir, una vez de se ha cometido un delito, necesariamente debe iniciarse y tramitarse un proceso judicial, cuyo objetivo final es castigar al culpable; sin embargo, paralelamente es posible optar por una mediación que, en caso de terminar de forma satisfactoria, puede conllevar una reducción de la condena que se imponga en el juicio.