El sector inmobiliario se ha reactivado de manera espectacular en el último año. Los edificios modernos y aquéllos que gozan de una buena ubicación están muy buscados entre los fondos de inversión nacionales y, especialmente, los internacionales, lo que ha incrementado su rentabilidad.
En los primeros trimestres de este año, la inversión inmobiliaria en España ha aumentado un 50%, acaparando las ciudades de Madrid y Barcelona un 70 % del crecimiento, si bien esta última es la preferida entre los inversores. Cataluña se destaca en la carrera de inversión inmobiliaria en España, duplicando las cifras del mismo periodo del año anterior.
Buena parte de este incremento se produjo en el apartado de oficinas y locales, que multiplicó por seis la inversión de los tres primeros meses de 2016. El parque de oficinas barcelonés recibió 323 millones entre enero y marzo de 2017, por 57 millones del mismo periodo del año pasado.
El interés de los inversores por colocar su dinero en Barcelona se debe, principalmente, a las previsiones de incremento de las rentas en las mejores localizaciones, que se sitúa por encima del 15% en 2017”. Ello es debido a que la oferta de oficinas en zonas “prime” no es muy alta, mientras que la demanda sigue creciendo.
Por su parte, la vivienda centra la atención de los pequeños y medianos inversores como alternativa a la baja rentabilidad ofrecida por depósitos y fondos. Mientras la rentabilidad media de estos se sitúa por debajo del 1%, ciertos activos inmobiliarios en Madrid y Barcelona ofrecen rentabilidades brutas en alquiler de casi un 6%. Comprar una casa para ponerla en alquiler ofrece una rentabilidad muy superior a la de otros activos financieros. Además, el precio de los pisos sigue siendo mucho menor al de hace unos años y se prevé que siga aumentando. Estos factores, unidos a la recuperación del empleo y demanda de arrendamientos constituyen un campo abonado para los inversores, especialmente aquellos que cuentan con unos recursos limitados para colocar.